Contraste de primavera
Qué triste te sentirás por tu
infortunio
nunca has tenido vegetación
en tus faldas no creció una flor,
es tu faz pétrea cincelada
por un artista colosal,
piedras con las que un día
fuera tentado Jesús Nazareno,
tal vez será castigo del Creador
que por goloso de la belleza
te dejó tétrico
sin permitir a tus orillas nazca la
flor,
pero sí alégrate que desde allí
miras al majestuoso río
y al frente la dulce Perla del
Chira.
El nombre sarcástico que te pusieron
desde antaño,
cerro de la Nariz del Diablo, nombre
“maléfico”,
célebre desde tus antepasados
alégrate de ver la primavera
que cubren tus campos
de infinito verdor.
Sólo donde la tierra es fértil
es la esperanza del hombre que la
trabaja,
el labriego en las mañanas
incansable y risueño,
siente el aire fresco de olor
a tierra mojada
recién arada,
observa con ilusión sus árboles
frondosos
que mecen sus copas al ritmo del
viento,
las suaves brisas en horas
matinales.
Las avecillas con sus gorjeos
saludan al nuevo día de la alborada,
los chivos retozones hacen malabares
de atleta
mientras pastan en las frescas
hierva
a orillas del río Chira.
¡Oh Nariz del Diablo!
no llores en tus noches lóbregas,
pero goza de alegría por ser
el atalaya mudo testigo
orgulloso de tanta belleza.
Las campiñas te rodean
no puedes tu desventura,
la primavera acaricia tu faz
empedrada
y te sonríe,
alégrate de este bienestar dichoso,
levanta tu cabeza
porque de cerca te besa el río.
El nombre con que te bautizaron es
un sarcasmo
que no cabe a tan grande anfitrión