domingo, 4 de septiembre de 2022

Poema "LEVE SONROJO" (Conjunto de "haikus" de Carmen Arrese)

 Luz del Carmen Arrese Pacherres (Sullana, Piura, 1948). Poeta, narradora, ensayista. Graduada e Educación, Castellano y Literatura. Promotora cultural y directora de literatura del Instituto de Cultura de Sullana.

Obras: “Campos negros” (1968), “Libreta de Notas” (1969), “Silbando lunas” (1969), “Retorno de los latidos (1999), “Palabra de capullana” (2008), “Lista de espera” (2008), “Memorias & lienzos de luz-es” (2010), “Dixit” (2011), “Canicas de papel” (2011), etc. Autora del himno a la Beneficencia de Sullana. Dirige y edita el periódico “El centenario”.

Reconocimientos: Medalla centenaria de la municipalidad de Sullana, placa de la Dirección de Cultura de Azcuay (Cuenca), orden “José María Arguedas” en el grado de maestra del Consejo Nacional, distinción de la Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias (Tucumán, Argentina).

“Leve sonrojo” es un conjunto de sus haikus mejor logrados, el buen cuidado y la impronta de la autora son partícipes en esta presentación. Característica de matices y sensaciones contemplativas, bucólicas con una fina línea rítmica occidental que atrapa en paisajes la lectura y el paisaje. 


LEVE SONROJO 

Sobre la playa
barbotean espumas
risas al vuelo.


Caen dos hojas

las alejas viento

tú y yo apenas.


Faltarán frondas
que revistan tristezas
caído árbol.


Breve granizo 

aguanieves y vientos 

quenas andinas.


Mareas de luz 
juegan al atraparse 
grandes olas.


Hojas caídas

voceras otoñales

flamante savia.


Néctar matinal
brillo de colibríes
alas del año.


Nombres y fechas

describen el silencio

sobre la tumba.


Tras el silencio
dos enhiestos cipreses
ascienden sombras.


Vacío duelo

naturaleza muerta

desforestación.


Dulce vástago
simiente de paraíso
secreto vergel.


Voces al viento

precipitan temores

altivo ciprés.


Leve sonrojo
apagado ocaso
llevan los ojos.


A trasluz de sol

dos árboles apenas

rozan el tiempo.


Descarga fugaz
unida a mis poros
alguien te nombre.


Huella de abril

encubierto humedal

corteza viva.


¡Plácido gozo!
regresa a su cauce
grato torrente.


Al amanecer

divinos pigmentos

crean colores.


Casa campestre
bodegón imborrable
arte campestre.


Ligero temblor

imaginario roce

albo recuerdo.


Rosa mística
divina acuarela
pétalos de piel.


Sobre un clavel
una gota resbala
piel de papel.


Posa sus alas
mariposa oscura
loco presagio.


Denso follaje
coscojas de platanal
hilas capullos.


Larga ausencia
involuntario trecho
alejan pasos.


Plumas y brillos

pájaro huitzitzilin

miel de cada flor.


Con el rocío
colibríes migrantes
flor arco iris.


Albo corazón

dibuja tu sequía

quebrado árbol.


Su fotografía
guardada en un cajón
fiel penumbra.


Maternal afecto

borbotar de mi mente

eterna fuente.


Clarea el cielo
dos nubes blandas
semejan tu rostro.


Un anochecer

el rojo horizonte

desapareció.

 

HAIKU

¿Qué es un haiku?

Los haikus son poemas muy cortos, tienen solo tres versos y normalmente hablan de temas relacionados con la naturaleza o la vida cotidiana que pasa en un lugar y un momento muy concreto. Por ejemplo, cuando pasa una estrella fugaz en el cielo, cuando cae la primera hoja de un árbol o cuando llueve sobre un rio.

Son de origen japonés, pero son tan populares que muchos otros poetas los han adaptado y escrito, como el poeta mexicano Octavio Paz. Algunos poetas muy importantes empezaron a escribir haikus cuando eran niños, como la escritora Chiyo-ni, que escribió sus primeros haikus cuando tenía 7 años. Cuando cumplió los 17 años ya era famosa en todo japón por sus poemas.

El rasgo más distintivo de un haiku es su forma: se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto.

El poema “Leve sonrojo” de Carmen Arrese es un ejemplo de haikus.