domingo, 12 de diciembre de 2021

Los “Cuentos Tallanes” de Víctor Borrero Vargas

Crear historias y contarlas a otros con la elocuencia directa y casi natural, que parecen verdades tomadas de la realidad misma, es todo un oficio que convierte al narrador en un hechicero, en un contador de mentiras, que formalmente por razones de convivencia humana: las mentiras se van transformando en verdades, en el largo camino de la vida.
Esas mentiras que la tribu humana aplaude, que los críticos literarios llaman novelas o cuentos, que pueblan también la imaginación de los pobladores de una región, a lo largo del tiempo se convierten en obras maestras. Historias que le dan brillo a las mediocres vidas de esos hombres y mujeres, cuyas existencias prosaicas muchas veces no son tan importantes.
Los pueblos originarios tienen sus narradores orales, sus contadores de cuentos, que cuando se transforman en comunicadores, y escriben sus verdades en páginas de libros, son muchas veces temidos como “reveseros”, “ardilosos”, “fascineros” y “pendencieros”. Sus enemigos los acusan de “adefesieros”, pero sus lectores anónimos, que los aplauden y los veneran, ensalzan sus historias como verdades notables, y son excelsas “fantasías”, que brotan del espontaneo humano, de la inconformidad social, de la insatisfacción y de la rebeldía personal; de allí nace entonces toda la literatura actual que pregonan los escritores.
Escribir sobre Víctor Borrero Vargas (1943-2008) es para mí un desafío, un hablar de fantasmas, una confesión de piurano “a piuranos”. Como yo, Víctor Borrero nació en Sullana, en el peregrinar de una familia de clase media. Ambos tuvimos que migrar para estudiar y académicamente hablando descubrimos la “historicidad” en un momento de grandes contradicciones sociales que vivió el país, lectores de Jean Paul Sartre, Maurice Merleau-Ponty, y Albert Camus; además de ser admiradores de los narradores argentinos Roberto Arlt, David Viñas y Eduardo Mallea, como más de una vez conversamos.
Su obra narrativa, se desencantó de la narrativa urbana: de la interioridad insular, del movimiento vertiginoso de las idas y vueltas de lo inasible y lo descriptivo. Más bien, su narrativa asume una dialéctica viva entre profundidad y mundo, entre interioridad y exterioridad, en la demostración de la personalidad social y de la psicología de conducta. Interesada más por la semántica y lo freudiano, por los comportamientos y las heridas narcisistas de sus personajes.
Sus cuentos van hacia la síntesis, a los vasos comunicantes de lo inconveniente de las vidas de estos “ex hombres” que pueblan sus narraciones. Es una obra extensa, que sin embargo no ha entusiasmado todavía a los críticos literarios, tal vez por las dificultades para entender el marco social de referencia donde se desenvuelven las ficciones y sus protagonistas: “El alma de Torres” (1987), “Jijuneta y Alma Mía” (1991), “¡Derrama tu sangre, Abraham!” (1994), “Tres mujeres contra el mundo” (1995), “El sueño de Onésimo” (1999), “Happening en la Milla Seis” (1999), “El pecado es un pasatiempo solitario” (2001), “Cabo Blanco” (2001), “Cuentos Tallanes” (2012) y “Nuevos Cuentos Tallanes” (2012). Tiene también “Tangarará” (1993), una pieza de dramaturgia de tres actos, sobre la primera ciudad española en territorios tallanes, en cuyos escenarios desfilan actores históricos: Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Fray Vicente Velarde, Hernando de Soto y Nicolás de Rivera, por el bando hispano; y los caciques nativos Lachira, Maixavilca, y Almotaxe, tomados del referente de los cronistas.
Su narrativa adopta lo real: de la estructura gramatical de la oralidad piurana, y la forma significativa onírica de una aproximación a Juan Rulfo: coincidencias que transitan y se bifurcan en sus textos, pues todos sabemos las enormes similitudes de la vida social, el paisaje, las ropas, las costumbres y el habla de los mexicanos con los piuranos. La esfera de las significaciones sociales y culturales de sus “Cuentos Tallanes” tiene también encuentros con la narrativa tarmeña de los cuentos de “Ñahuin”” y “Taita Cristo” de Eleodoro Vargas Vicuña, y del primer narrador Eduardo González Viaña, en los relatos de “Batalla de Felipe en la casa de palomas”.
Sin duda, la obra maestra de Víctor Borrero Vargas es ese puñado de “Cuentos Tallanes”, de magníficos sarcásticos, atroces y soberbias historias de un estilo de inesperada perfección, por la visión del mundo que expone, desde una perspectiva de lo popular, propuesta inteligente con una técnica narrativa lucida, donde el ímpetu de idealismo -del narrador- fluye para fascinar, abrumar y mostrarnos el apogeo y la ruina del mundo rural y modeno de una parte del espacio cultural piurano.
“Conambre” es un espacio mítico, una población desesperada e invisible, un lugar imaginario, tal como “Comala” o “Macondo”, el infierno de una utopía inventada por el narrador omnipresente que narra desde una tercera persona -muchas veces- diversos sucesos, y es también, una voz colectiva, que quiere representar un tiempo retorcido, por momentos onírico e interpretativo, una manera ambigua y tortuosa de presentarnos las acciones de los instintos y las pasiones de sus personajes. En la novela “Jijuneta y Alma Mía”, la urdimbre de las acciones de los personajes, nos muestra la épica y el martirio del pueblo talareño en tiempos de la IPC. con un parabólico mensaje de protesta social.
La grandeza de los “Cuentos Tallanes” es que nos hace sentir un intenso contenido simbólico, un mensaje cifrado e histórico de nuestra piuranidad.  


Artículo de Armando Arteaga

Publicado el domingo 07/11/2021 en 
el Suplemento "Semana", Diario El Tiempo, Piura,
 sobre la narrativa de Víctor Borrero Vargas.

viernes, 6 de agosto de 2021

Designan finalista al narrador Salvador Encalada

Designan finalista en el gran concurso de narrativa “Julio Ramón Ribeyro” organizado por la CASA DEL POETA DEL PERÚ, a través del portal literario La Flor de la Espinela.
Julio César manifiesta que esta nominación es un estímulo para proseguir en este apacible oficio
 

A continuación, presentamos la creatividad lírica de Julio, en sus siguientes poemas… 

PINCELADAS TORTUOSAS DE UN NOSOCOMIO GRIS

Vi salir pasos de un hombre camuflado,
que dijeron ser médico y con los ojos húmedos,
apenas la mujer avanzó a increparle con frase impronunciable,
pero se haló de los cabellos,
como ramas arrancadas por un huracán enfurecido,
y no pudo evitar que otra alma,
ascienda a un cielo ya agotado.

Un fuerte olor a alcohol,
cundía a la vivandera acostumbrada
y alguien expresó:
aquí enfrente: ¡antibióticos, ya no hay!
la que se haló los cabellos, le dijo al sandillero,
¡triste es, no estar allí para despedirse!
mientras imágenes de santos, rodaban por el viento.

Como almas suicidadas lucían las vías,
un bar de enfrente con las puertas clausuradas,
y un afiche rojo,
repleta de sentencias anunciadas.

Cuan desnudo de impotencia te sientes
sin poder evitar que otros lloren,
perdiendo una fe languidecida,
desde la cripta renegada en tus sueños.

Derechos reservados de autoría/ Salvatore Amauta-mayo, 2020 

EVOCACIÓN DE UNA ADOLESCENCIA

Espérame
evocación sin hora fija
en páginas rebeldes,
llena de esos versos sin descanso,
sin lluvia de henchidas gotas,
que platican conmigo, hasta medianoche.

Espérame
destilando de tu fruto inefable,
todo lo prohibido,
manojo de dalias perfumadas.

Espérame
en satélites habitados y distantes,
y aunque luzcas malhumorada,
te hallaré,
en ese Júpiter de caterva misteriosa.

Espérame
una incógnita adolescente eres,
escucha atentamente
que, a tu soberbio semblante,
le tiemblan de nervios sus manos.

Espérame
donde aún no cae la llovizna,
y los zapatos duraznos que te encantan
retumban escalones desastillados,
con el sonido del timbal de sus tacos.       

Espérame
evocación de adolescencia
sin hora fija.

Derechos reservados de autoría/ Salvatore Amauta 

DE AZÚCAR, HOY DRENAN ACIDEZ A MIS VENAS

Caes de Andrómeda,
Ignota como el lunar caprichoso,
que a tus mejillas embellece el espacio perfecto,
y vas incrustando gota a gota,
el azúcar más ácido que el olivar haya producido.

Sinfónica melodía de tus suspiros,
como un pulso vibratorio, enciendes la máquina Pectoral,
ocultándote en mis sueños,
de cafetal mirada,
que sólo desea de tus labios violeta,
un soplo inmortal.

Recógete al paraíso de donde emergiste,
y arranca el ácido azucarado,
del hepático órgano que gustosamente,
lo absorbe.

Has dejado en mi aposento,
un destello de violencia,
y esa paz que en silencio reinaba,
se fragmentó, junto al rostro más latino.

Octubre, 2004
Derechos Reservados de Autoría - Salvatore Amauta


ALIVIÁNAME LA CARNE, QUE DE LOS GUSANOS SON

Dicen ser cinco,
los sentidos adheridos a ti,
pero estar con ella, oliendo a brisa
es ducharte con un sexto,
no lo niego.             

Porque eres imán multiforme,
cubierto de carne de magra apariencia,
duchándote de vibras
tan sofisticadas,
como un panel solar
exento de estrés.

Porque eres imán,
carapacho de tortuga y un hato de carne,
que necesitas sonreírle,
a los sentidos que
alquilan tu alivianado cuerpo.

Manantial célibe
reflejando recónditas melancolías,
contactos tridentes,
hechos agua
carne y tierra,
van redimiendo esa aura vapuleada.

Roca nodriza sumergida
de rato en rato por esta corriente,
roca nodriza
soportándome entre la arena y el solsticio,
absorber la densa nube obscura,
te ordeno.

Frente al apacible silencio
donde los decibeles más urbanos, no alcanzan,
estás tú,
aliviándome la carne, que de los gusanos son.

Déjame confesar a tu verduzco templo
déjame empapar el espíritu,
con tu aroma prismática a brisa ligera
que es sentir,
expandiéndose la vida.
     

Derechos reservados de autoría/ Salvatore Amauta/marzo 2019 

viernes, 28 de mayo de 2021

Sensible poeta, Berta Núñez de Sandoval

Poeta en evolución constante, nos muestra su alto espíritu sensible e interioridad juvenil para captar los valores de la tierra y su importancia... Mi puente tiene alma / ¡lo oprime la herida¡ / sobre el río gime / como despedida, /.

Nace en Sullana. Su obra aparece dispersa en varias publicaciones y en la antología “Aires y cantares de mi tierra”

 

AL COCOTERO

Como un centinela
enhiesto en mi valle,
agita tus brazos
saluda al pasar
a todos los hombres,
a todos los sueños...
más altos que él.

Tiene ojos redondos
vislumbra horizontes
más allá del valle,
luego ve venir
la lluvia copiosa
que trae esperanzas,
se empapa en sus ansias
porque un día el fruto
de sus frescas aguas,
realice los sueños
de este poblador.

Ven tú, sullanense
agita tu pecho
ríe con tu río
palpita en el valle,
que el agua del coco
te calme la sed...

Vamos cocotero,
plantando estos sueños...
que mañana agites en tus
altas manos,
toda la victoria
de afán y trabajo.
 
 

CARTAS DE MARY LYA

Papá:

Sabes que te amo
a pesar de esta ausencia
yo te amo.

Sabías que te busqué
en las tardes de lluvia
y en las gotas
que cantaban mis plegarias
yo, te hablaba
y que, en los atardeceres
mirando el crepúsculo
palpitaba la alegría.

Sabías, que te pinté
en el medio del paisaje,
atravesando el río
y venías sonriendo a verme.

Entonces:
te puse una cinta al pecho
con los colores del arco iris
para sellar nuestra alianza.

Papá, te espero
en todos los crepúsculos
mientras la lluvia de la vida
y el silencio:
me platican de ti.

miércoles, 26 de mayo de 2021

El viaje a la semilla de Gonzalo Higueras

El intento de una novela “histórica” que atrape los temas más diversos y complejos de la “piuranidad” dentro de la narrativa actual piurana, tiene en las novelas de Gonzalo Higueras un resultado sincero, por expresar sus avatares del hombre moderno, en un mundo lleno de rutinas e intrascendentes mecanismos, disperso en el desacorde del tiempo, en el periplo de la vida, y el desconcierto de los límites de la muerte

Por Armando Arteaga

La narrativa de Gonzalo Higueras, por momentos, logra un desgarramiento interior muy intenso en su última novela “El Primer Vicús” (Editorial Atalaya, febrero 2020) ¿Por qué no logré entender el amor? Se pregunta, el personaje principal Juan Valladolid, al volver de cara a su realidad, al divagar por sus recuerdos de su vida fragmentada. Testimonio de una inadaptación, manifestación de un acercamiento directo al “ser piurano”, sentimiento y emoción de una dicción expresiva, invadida de ficción y realidad vigente, hecha de pasión y de canto, una traducción de dolor e ironía.

Esa angustia asistencial moderna -muchas veces- obliga al hombre moderno peruano a trascender a través del amor, logró en su cultura un sincretismo –de cierto mestizaje- en donde el lenguaje de dos realidades tan diferentes: el mundo europeo y el mundo indígena, se mesclaron, para siempre, en una patria, en una razón de ser, en la metáfora de una unidad dando origen a formas expresivas de preocupaciones occidentales unidas a un interés de la herencia originaria en temas de gran contenido humano.

El viaje fantástico y centrífugo, de una espiral intermitente, de Juan Valladolid, desde Chulucanas en Perú, hasta Arezzo en Italia, no lo redime, del –concluyente- retorno centrípeto, del repentino desenlace, al laberinto de su choledad, renacimiento de “todos vuelven” al lugar donde nacieron, a partir del distanciamiento al mirar unas fotografías de objetos artísticos de la cultura “Vicús”. Una historia que logra consolidarse en el silencio de las cosas, en la búsqueda hacia el pasado desde una cotidianidad existente. Reintegra, en su narratología estética, los recursos técnicos y los atributos de la perspicaz y desenvuelta prosa de Juan-Marie-Gustave Le Clézio (de la “nouveau roman” francesa), y de los aportes del realismo de Alejo Carpentier.

Ya Gonzalo Higueras nos había deleitado con su anterior novela “El Último Tallan” (Editorial Arkabas, septiembre 2010), en una consistente indagación sobre lo tallan, del detallado conocimiento que tiene sobre la historia y la arqueología del pasado piurano, todo ese “background” que mezcla mitos y leyendas, con “ficciones” de personajes como Ñuri y Walac, Luis Colán (el “principal” de san Lucas) y Manuela Sáenz (La Libertadora del Libertador), el pescador paiteño José Cañote, y José Pardo, el último tallan. La novela como una totalidad, las partes que parecen “relatos” como escenas donde lucen las vidas de los personajes.

Aunque Gonzalo Higueras confiesa devoción por la obra del mexicano Juan Rulfo y del piurano Miguel Gutiérrez, creo que su narrativa está ubicada y vigente, por supuesto, en otros universos. No es necesario encasillar su mirada en un contexto local. Describe muy bien escenarios europeos visitados por “peruchos”, por ejemplo, este párrafo: “Antes de culminar su maestría, Juan Valladolid conoció a Francesca Rossetú. Se cruzaron caminando por la Plazza della Signoria en Florencia. El vestía ropas discretas, tenía la piel crispada de timidez, arrugado en un mundo desconocido. Al verla balbuceó, como si hubiera debilitado su memoria. Francesca lucía una belleza voluptuosa para los sentidos de Valladolid; poseía unos largos cabellos de oro y un rostro expresivo y fascinador; su inteligencia se reflejaba como una luz en sus rasgos, y los ojos, aunque pequeños, relucía espontáneamente; llevaba una blusa fina y una falda que flotaba sutil, exótica, como la aparición de un sueño de primavera”. Un clasismo técnico y un realismo social moderno que le da plenitud a la realidad.

Pero también, Gonzalo Higueras, posee esa racionalidad admirable cuando describe la realidad piurana, así el puente viejo, que era el único paso entre Piura y Tacalá, Castilla: “Fue construido en 1893, gracias a la Compañía Duncan Fox, su gerente Roberto Temple, y el piuranísimo Miguel Checa y Checa, que garantizó su construcción. Fue un puente de fierro muy bello, de origen inglés, con balcones en forma de semicírculo, donde los piuranos se enfrascaban en inacabables tertulias en el murmullo de su corriente”.

Una tendencia a la confesión realista, un atento anhelo de comunicación con nostalgia, resignadamente una expresión del realismo local que cristaliza la memoria de los piuranos.

Novela de gran intensidad, que resalta escenarios de Chulucanas y el Alto Piura, costumbres, chismes, chistes, cumananas, tonderos, y anécdotas, que son el fuerte de la oralidad piurana, que le da por momentos una visión sentimental hacia la santa tierra, cuando Valladolid visita el poblado de Yapatera, con sus afrodescendientes en la plaza, un pueblo en desprolijo, con su iglesia aún sin terminar y sus pistas y veredas bastantes descuidadas. Pero de pronto surge la alegría del cumananero Fernando Barrenzuela, y la “leyenda urbana” de su encuentro también con Mario Vargas Llosa, lleno de múltiples ocurrencias, cuando el Nobel fue a buscar información sobre los tiempos del auge del “oro blanco” en las haciendas algodoneras de Yapatera.

“El Primer Vicús” de Gonzalo Higueras en un buen aporte para el prestigio de la novela piurana

Página 15 del suplemento dominical "Semana" donde se publica el artículo
"El viaje a la semilla de Gonzalo Higueras" descrito líneas arriba aquí

Análisis literario realizado por Armando Arteaga
al escritor Gonzalo Higueras sobre su novela “El Primer Vicús”,
publicado en el suplemento dominical “SEMANA”,
diario “El Tiempo” Pág 15, Piura, domingo 9 de mayo 2021