domingo, 27 de septiembre de 2020

Narración de Eduardo Borrero Vargas

Marlon y su vida de perros

Marlon Obregón llegó a España una década atrás, en un vuelo de Iberia. En su desaliñada maleta, adquirida de un cachinero, llevaba solo dos mudas de ropa y papel ajado, para darle una aparente llenura.

El asustado Marlon cuidaba su pasaporte nuevo con tal celo que, en el vuelo de Lima con escalas técnicas en Guayaquil, Miami y San Juan, no lo soltaba ni para ir al baño. Le había costado meses de trabajo y paciencia, levantándose a las seis de la mañana para obtenerlo; y otros meses más haciendo cola en la Embajada de España para que lo sellaran con la visa respectiva. Y no sería un descuido el que lo haría aparecer en manos de los roba pasaportes, advertencia que le habían hecho sus amigos de Surquillo, en la pollada cuyos fondos le permitirían adquirir unos cuantos dólares y sobrevivir un par de semanas en Madrid; porque, ya estando en el lugar, conseguiría por iniciativa propia lo que precisara.

A partir de ese momento crucial, bajaría al infierno, no al de las llamas eternas sino al de las llamas crujientes, incompatibles con los vacíos estomacales. Pero él, fiel a sus sueños de llegar a ser escritor de cuentos contables, aceptaría con hidalguía este tormento, emulando, según su descalabrada mente, a quienes habían optado por ese camino hasta ser reconocidos como valederos hombres de letras. Tal como le habían aconsejado los amigos limeños, fue un infaltable visitante del parque El Retiro. Allí conoció a la crema y nata de los marginados de los barrios de Lima; no era raro verlo en polladas, parrilladas, cantando huaynos, ayudando a vender baratijas; y como amigo de dibujantes al paso; y de uno en especial, Juaneco, el tetrapléjico que pintaba sobre vidrio, siempre que hubiera quien le ayudara a ponerle el pincel en la boca y los potes de colores a una distancia prudencial.

Viendo que sus pequeños ahorros iban en merma, según pasaban los días, empezó a inquietarse. Y el qué será de mí le comenzó a martillar el cerebro con fiereza inusitada. Como los milagros caen de improviso, sin saber las razones por las que ocurren, a él se le presentaría en la forma de una anciana empeñada en que su pequeño perro de raza imprecisa hiciera sus necesidades corporales al pie de un árbol de la transitada Gran Vía. Presuroso, se acercó a la anciana y le ofreció sus servicios. Parece ser que ese mediodía del caluroso julio madrileño, el animalito, hastiado de los sofocos y de las presiones de su anciana ama, se dejó llevar por la mano del casi desfalleciente escritor en ciernes. Sin analizar el porqué de las actitudes del animal, lo tiró delicadamente del collar y le dio un par de vueltas por la cuadra. A los pocos minutos, regresaron al arbolito de la negación, donde el animalito, libre de acosos, se acomodó mansamente y depositó su encargo fecal. Maravillada la anciana, con inusitada ligereza para su edad, le alcanzó una bolsita de plástico. Marlon Obregón, sin proferir palabra alguna y con un movimiento de manos de prestidigitador de circo, recogió el encargo, para luego depositarlo en el tacho rotulado: Depósitos Orgánicos.

Esa anciana sería el primer cliente de la futura profesión que lo salvaría de las hambrunas consuetudinarias y que, también, le daría los espacios necesarios para visitar bibliotecas e ir entretejiendo historias, que hacía tiempo le daban vuelta por su productiva mente. Así es que se hizo un horario para manipular ocho perros, cubriendo los siete días de la semana, a quienes los apodó según su postura perruna. Al de las ocho de la mañana, por andariego, lo nombró Ulises; al de las nueve, doctor Fausto, por su impronta demoníaca; al de las diez, Narciso, por sus andares refinados; al de las once, Crimen y Castigo, por atormentado; al de las dos de la tarde, Absalón, por torturador; al de las tres, Guerra y Paz, por pleitisto; al de las cuatro, Metamorfosis, por su cuerpo de cucaracha; y por último, al de las cinco lo llamó Cuentos, por su temperamento cambiante. Entre las mañanas y las tardes se había dejado dos horas libres, para sus aseos y sus refrigerios.

Era evidente que el futuro escritor, inteligente como era, había relacionado el nombre de los perros a su cuidado con el de los autores que uno de sus amigos, eterno estudiante de literatura de una conocida universidad limeña, le había anotado de puño y letra en un papel; y que él, para que no se le extraviara tan valioso tesoro, había claveteado en una de las paredes de su diminuto departamento ubicado por los extramuros de Madrid. Tales autores en secuencia eran: Joyce, Mann, Wilde, Dostoievski, Faulkner, Tolstoi, Kafka y Chéjov. Los años han pasado y sigue empecinado en leer los mismos autores. Sin embargo, parece ser que su cerebro está a la deriva, por mezclar las lecturas de los maestros de la narrativa con la de los de autores de libros de adiestramiento de perros. Como es deducible, más vive pendiente de su glosario de comandos perrunos. Ya no conversa, sino que ladra. Y sus dedos, convertidos en garras, rasguñan historias de largo aliento.

Luego de su labor diaria de adiestrador de perros, sale a visitar las grandes editoriales. Toca puertas, ventanas, y hasta ha intentado colarse por los techos. Pero al socavado Marlon Obregón nadie le abre las puertas.

Una vez, un directivo de esas editoriales, que por casualidad se había hecho tarde en su oficina, le dio alcance. Al desdichado Marlon se le reviró el corazón de alegría, pensando que al fin se le abrirían las cortinas de las oportunidades. Aminoró la marcha. Y sin voltear a mirarlo, le preguntó,

— ¿Tiene interés en mis historias?

— ¿De qué historias me habla? Lo busco para que adiestre a mi mascota.

Marlon se tragó sus inquietudes y retomó su marcha, más silencioso que nunca.  El pobre ya no piensa como humano, sino como un apacible narrador canino.

Eduardo Borrero Vargas. Derechos reservados.
Artículo publicado en la revista El Tallán Informa, edición 133 marzo 2020.



Eduardo Borrero Vargas
Derechos reservados. –

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sábado, 26 de septiembre de 2020

Poema de Ricardo Musse Carrasco

 XII

(Poema dedicado a Lelis Rebolledo Herrera) 

“Totalmente indefenso frente a
estos muros sanguinolentos”.

Los violentos signos han descifrado que esto
es –más que decisivo- irreversible,
seguramente llegó la hora del cruel despojo,
nuestros rojizos atavíos fue el primer arrebato,
ahora les están hundiendo (pocos ya me escudan)
/unas lanzas siniestras,
dispersos-moribundos-derramados- agonizantes
(el panorama ya hiede: La derrota pudre con mayor
/diligencia las osamentas)
los observo sin pérdida de tiempo,
el viento no puede sostener mucho rato la cortante
/obsidiana:
Mi sangre –y sus metafísicos alaridos– seguro que perpetuará su frágil respiración en sus milenarios
descendientes (los del linaje púrpura.


(Del poemario “El viento de las heridas). 

RICARDO SANTIAGO MUSSE CARRASCO
Poeta, cuentista, ensayista y principal articulista cultural del periódico “Tribuna” de Sullana. Nacido en el Callao, hijo de madre sullanera, la tallán Alicia Carrasco Lazo y de padre limeño, el bibliotecario Fermín Ruperto Musse Elliott. Radica en Sullana desde 1987. Fue finalista en la XII Bienal de Poesía “Premio Copé 2005”, concurso organizado por Petroperú.  Su trabajo titulado “Epístola concebida decrépitamente sin ti”, fue seleccionado en el “IV Premio Internacional de Poesía Amorosa 2007”, convocado por el Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca Baleares-España. Fue miembro conspicuo y el más destacado de la Estirpe Generacional “Los Ángeles del Abismo”. Ha publicado los siguientes poemarios: “Cinematografía de una Adolescencia” (2006), “El Espíritu Giratorio del Viento” (2006), “Eternidad” (2008), “Apostasías” (2009), “El Viento de las Heridas” (2011), “Música” (2011), “Lumbres Primordiales” (2012), y “Lagrimas” (2013). Su ensayo antológico nominado “Poética Piurana de las Postrimerías: Sus Pulsiones Seculares y sus Rasgos Divergentes” (2009), es un magnificente texto que asedia hermenéuticamente el devenir de la poesía de la región Piura en los años ochenta y noventa del siglo pasado. 
Actualmente es director designado, desde el 2015, de la Institución Educativa No 14107, “Santa Rosa de Lima”, del centro poblado de Santa Rosa de Piedra Rodada-Sullana, donde es animador de proyectos innovadores y, además, ejerce el Derecho como abogado litigante como penalista, laboralista y civilista.

  

martes, 15 de septiembre de 2020

Poemas de Ena Ognio Bello de Silva

TIERRA DE INSPIRACIÓN
¡Desde lejanos lugares,
cual ave en busca
de abrigo y calor,
a esta tierra generosa
un día llegué!

El verdor de tu valle,
tus ardientes arenas,
va envolviendo la mente
y agita el corazón.

Las páginas se achican,
el papel se hace nada
en lo suave del aire
hoy se escucha el rumor,
de aquellos poetas
que antes ya lo dijeron
en sus versos floridos
escritos en tu honor...

En las noches flotando
hay mil sueños ocultos,
un sin fin de ilusiones,
mil promesas in cumplidas
muchas almas heridas,
juramentos de amor.

Pero pronto amanece
y el brillante esplendor
de tu sol tan radiante,
nos inyecta valor.

Sullana querida,
los poetas de antes,
los poetas de ahora,
los de siempre unidos
te dirán a una voz
eres tierra bendita,
eres tú... ¡Oh! Sullana,
¡Tierra de inspiración!


SULLANA
¡Tu valle verde cual esperanza,
cruza este inmenso arenal,
bajo el Sol que nos abraza,
tus palmeras erguidas van!

¡Van corriendo junto al Chira,
que en su duro trajinar
da sustento a los humildes
que no piden más que el pan
y a otros da más dinero,
que no saben en que gastar!.

¡Dios es grande y lo conserva
provecho hay que sacar,
imitemos su bravura,
su incansable caminar,
no quedemos en la sombra,
de tanto algarrobo que hay!

¡La Punta... ahora Sullana,
Perla del Chira te llaman...
y no te saben llevar
como aquel dije precioso,
en el pecho con orgullo,
defendiendo con vehemencia
y con cariño lo que es suyo!

Ahora en tu aniversario
todos deben brindar
con el néctar de tu chicha
y nuestro esfuerzo dar
seas grande o seas chico
para avanzar y avanzar...

Tu hija me siento y lo digo
aunque nostálgicamente, ...
¡Siempre pienso en mi terruño!
¡Sullana!... eres un sitio del mundo,
en el que no solo se inspira
“El ruiseñor” con su trino.


MADRE
¡Mujer, que sentiste latir en tus entrañas,
el fruto del amor!
o que sin haber vivido,
tal dulce experiencia,
supiste dar a un niño,
todo el amor y el cariño
porque el destino lo quiso
y sin padres los dejó.

¡Madre!... Mujer que no tienes raza, sociedad
o rostro igual,
sólo aquello incomparable,
que es el amor a sus hijos!

No hablo de aquellas mujeres,
que los dejan y se van,
hablo de aquellas que quieren,
ver en su hijos ya hombres
su obra por terminar,
que desean dar su vida
con tal de hacerlos felices,
aunque el padre no los quiso
ella lucha por igual.

¡Madre! Mujer que por dignidad
nunca debes aceptar,
regalo en un solo día
y ofensas en los demás

Perdona esas actitudes
y desde ahora tendrás
todo el cariño y respeto
que es lo menos que a una madre
un hijo le puede dar.


ACRÓSTICO
Suena incansable el caudaloso Chira
Una esperanza siempre alentará
Luego el fin del letargo... ¡Ahora despertad!
Luchando como hermanos,
Amemos al terruño, buscando progresar,
Nada os detenga, confiando el la bondad,
Adelante capullanas ¡No deben fracasar!


Ica y Sullana tienen muchas similitudes, como sus arenas soleadas, el clima, la franca expresión de los sentimientos y el habla,  los huarangos o algarrobos, los rasgos étnicos, el chaucato o la zoña, el pallar o haba, el cancate o zarandaja, el frejol colado y la natilla, el vino fermento extranjero y la chicha fermento tallán, y por supuesto, el hotanar de afectos a su pareja, elementos que motivan a ENA OGNIO BELLO DE SILVA para publicar su poemario “Tierra de Inspiración”  (1986), dedicado a Sullana. Profesora, empresaria y poeta, nacida en Ica, radica en Sullana desde 1970. También ha editado la “Guía Provincial de Sullana 1989” y “Guía provincial de Sullana 1991”, en esta última incluye un homenaje al poeta Carlos Augusto Salaverry con motivo del centenario de su nacimiento.


jueves, 10 de septiembre de 2020

Recordando a “Chalena” Vásquez

Chalena no vivió una sino muchas vidas…

Su cuna fue un pueblito llamado Jíbito, en Sullana, y la canción de su infancia la entonó el largo rumor del río Chira, verde como sus ojos. En casa oían la radio por las noches cuando su papá, el Negro Vásquez, ponía los valses y boleros de entonces y las voces criollas parecían venir de un cielo repleto de estrellas.

Al terminar el colegio se fue a estudiar Ciencias Económicas y Sociales a la Universidad de Trujillo, pero muy pronto la música se la llevó por interminables caminos. Se hizo estudiante de piano en el Conservatorio, cuando los maestros castigaban la herejía de tocar un aire popular porque malograba la técnica, decían. Fue también el tiempo que descubrió la narrativa de Arguedas, el mundo mágico de músicos y danzantes marchando en pueblos oscurecidos por abusos e injusticias.

Chalena se graduó como musicóloga en el Conservatorio Nacional de Música y realizó un posgrado en Etnomusicología en Venezuela. Los primeros años de su matrimonio se dedicó al estudio de la Fiesta de la Virgen del Carmen de Paucartambo, donde descubrió el valor simbólico de los mitos andinos latiendo vivos en coreografías y mudanzas. Todo esto lo escribió en un voluminoso libro que permanece inédito y trajinado por las peregrinaciones de casi 30 años en busca de editora.

Tuvo por maestros a Isabel Aretz y Fernando García; especialmente este último la persuadió de la necesidad de estudiar y escribir sobre música en una región donde hacerlo resultaba casi una excentricidad, como hoy. Sus investigaciones dieron como resultado La práctica musical de la población negra en el Perú. Danza de negritos de El Carmen, trabajo con el que ganó en 1979 el Premio Casa de las Américas en Musicología, a la sazón su primer libro, publicado en La Habana.

Luego de años de investigación nuevamente en los Andes, publicó en 1988 ¡Chayraq! Carnaval ayacuchano y un año después Ranulfo, el hombre, sobre el compositor Ranulfo Fuentes, ambos en coautoría con Abilio Vergara.

Chalena no vivió una sino muchas vidas, todas intensas y encendidas por la urgencia de un mundo que había que transformar. Compuso decenas de canciones al agua, al campo, la soledad, los amores, los dolores de la injusticia y al joven mítico que tenía un charango debajito de su poncho, cerquita del corazón; musicalizó poesías que fueron waynos, santiagos, harawis, mulizas, marineras, tonderos o valses, géneros que conoció profundamente. Fueron célebres sus clases de música popular mientras caminaba rodeada de jóvenes contagiados por su entusiasmo, muchachos del teatro, la danza, la música y la locura, tocados todos por la generosidad de una Chalena que tejía con hilos de colores, con hilos invisibles que terminó regalando para que florezca la vida.

Tonadas al pie de la soledad fue el nombre de su último disco, como adelantándose al cumplimiento de un destino dibujado por el pulso feroz de la nostalgia. Chalena Vásquez partió de este mundo hace apenas unos días y quienes vivimos cerca de su Corazón alborotado, nos hemos quedado silbando sus tonadas al pie de una implacable soledad. Alalau, Chalenita. 

(Marino Martínez Espinoza, músico e investigador).

Rosa Elena Vásquez Rodríguez 

nació el 20 de octubre de 1950 en Sullana, 

radicando en el pueblo de Jíbito, jurisdicción de Sullana. 

Fallece el 11 de diciembre del 2016

Escrito publicado en la revista “Caretas”, 

Edición 2468: miércoles, 21 de diciembre de 2016

 

 


lunes, 7 de septiembre de 2020

Poema de la Sra. Gliceria Lupú de Reyes


ADMIRABLE SULLANA
Sullana, frondosa y silenciosa,
florida y llena de fragancia;
cómo pudiera decir al mundo,
tu sin par grandeza,
y ser poeta para dedicarte
versos por cientos cada día.
!Oh¡ que hermosa perla del Chira
Dios tuvo predilección por tu hechura
no cabe duda de que eres entre todas
una de aquellas,
donde él posó sus plantas para embellecerla
Tus paisajes cubiertos
de alfombras de bellísimas flores
perfumados con el aroma de tus pétalos
crean ensueños que dulcifican la vida.
Sullana, eres evocación
para el artista y el visitante
esperanza para tus hijos,
cuna que arrulla la vida
que brindas con tu sin par naturaleza
Sullana, primavera de 1961
Gliceria Lupú de Reyes.
Sra. Gliceria Lupú de Reyes