Luz del Carmen Arrese Pacherres (Sullana, Piura, 1948). Poeta, narradora, ensayista. Graduada e Educación, Castellano y Literatura. Promotora cultural y directora de literatura del Instituto de Cultura de Sullana.
Obras: “Campos negros” (1968), “Libreta de Notas” (1969), “Silbando
lunas” (1969), “Retorno de los latidos (1999), “Palabra de capullana” (2008),
“Lista de espera” (2008), “Memorias & lienzos de luz-es” (2010), “Dixit”
(2011), “Canicas de papel” (2011), etc. Autora del himno a la Beneficencia de
Sullana. Dirige y edita el periódico “El centenario”.
Reconocimientos: Medalla centenaria de la municipalidad de Sullana, placa de la
Dirección de Cultura de Azcuay (Cuenca), orden “José María Arguedas” en el
grado de maestra del Consejo Nacional, distinción de la Sociedad Argentina de
Letras, Artes y Ciencias (Tucumán, Argentina).
“Leve sonrojo” es un conjunto de sus haikus mejor logrados, el buen cuidado y la impronta de la autora son partícipes en esta presentación. Característica de matices y sensaciones contemplativas, bucólicas con una fina línea rítmica occidental que atrapa en paisajes la lectura y el paisaje.
Sobre la
playa
barbotean
espumas
risas al
vuelo.
Caen dos hojas
las alejas viento
tú y yo apenas.
Faltarán
frondas
que
revistan tristezas
caído
árbol.
Breve granizo
aguanieves y vientos
quenas andinas.
Mareas de
luz
juegan al
atraparse
grandes
olas.
Hojas caídas
voceras otoñales
flamante savia.
Néctar
matinal
brillo de
colibríes
alas del
año.
Nombres y fechas
describen el silencio
sobre la tumba.
Tras el
silencio
dos
enhiestos cipreses
ascienden
sombras.
Vacío duelo
naturaleza muerta
desforestación.
Dulce
vástago
simiente
de paraíso
secreto
vergel.
Voces al viento
precipitan temores
altivo ciprés.
Leve
sonrojo
apagado
ocaso
llevan
los ojos.
A trasluz de sol
dos árboles apenas
rozan el tiempo.
Descarga
fugaz
unida a
mis poros
alguien
te nombre.
Huella de abril
encubierto humedal
corteza viva.
¡Plácido
gozo!
regresa a
su cauce
grato
torrente.
Al amanecer
divinos pigmentos
crean colores.
Casa
campestre
bodegón
imborrable
arte
campestre.
Ligero temblor
imaginario roce
albo recuerdo.
Rosa
mística
divina
acuarela
pétalos
de piel.
Sobre un clavel
una gota resbala
piel de papel.
Posa sus
alas
mariposa
oscura
loco
presagio.
Denso follaje
coscojas de platanal
hilas capullos.
Larga
ausencia
involuntario
trecho
alejan
pasos.
Plumas y brillos
pájaro huitzitzilin
miel de cada flor.
Con el
rocío
colibríes
migrantes
flor arco
iris.
Albo corazón
dibuja tu sequía
quebrado árbol.
Su
fotografía
guardada
en un cajón
fiel
penumbra.
Maternal afecto
borbotar de mi mente
eterna fuente.
Clarea el
cielo
dos nubes
blandas
semejan tu
rostro.
Un anochecer
el rojo horizonte
desapareció.
HAIKU
¿Qué es un haiku?
Los haikus son poemas muy
cortos, tienen solo tres versos y normalmente hablan de temas relacionados con
la naturaleza o la vida cotidiana que pasa en un lugar y un momento muy
concreto. Por ejemplo, cuando pasa una estrella fugaz en el cielo, cuando cae
la primera hoja de un árbol o cuando llueve sobre un rio.
Son de origen japonés,
pero son tan populares que muchos otros poetas los han adaptado y escrito,
como el poeta mexicano Octavio Paz. Algunos poetas muy importantes empezaron a
escribir haikus cuando eran niños, como la escritora Chiyo-ni, que escribió sus
primeros haikus cuando tenía 7 años. Cuando cumplió los 17 años ya era famosa
en todo japón por sus poemas.
El rasgo más distintivo de un
haiku es su forma: se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5
sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir
haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto.
El poema “Leve sonrojo”
de Carmen Arrese es un ejemplo de haikus.